La más dura para las asistencias. 510 kilómetros pero con el paso de San Francisco, temido por todos, porque siempre se queda en el camino algún vehículo de asistencia. Hay que cruzar los Andes, pasar la frontera de Argentina y Chile, altitud máxima de 4.700 metros, pero lo más curioso es que vamos a parar a Copiapó que está al nivel del mar.
Ya desde Fiambalá fue algo especial, porque se suspendió la Especial para los competidores, por las condiciones meteorológicas en el Paso de San Francisco (daban al menos 5 grados bajo cero). Así que todo cambió, sobre todo el tema de los horarios. Siempre en esta etapa las asistencias salen las últimas del vivaque para los competidores no tengan problemas de circulación el puerto. Así que primero salieron las motos, seguidos de los coches y por último los camiones. Sobre las 10 nos tocaba a nosotros, todos estábamos a la espera para cuando dieran el toque de salida. Lo bueno de salir de los primeros es que el la subida del puerto no tienes que adelantar a los más lentos. Al final nos tocó sobre las 10.30.
El puerto es increíble, yo creo que no he visto nada así, y menos por España. Ya desde Fiambalá empiezas a subir, casi 200 kilómetros de subida, con carretera virada, ahh pero unas vistas espectaculares. Un poco antes de llegar a lo más alto (4.700 m), a 4.000 metros está la frontera de Argentina. Yo me bajé del camión, en la fila estaríamos como en el puesto 30, así que iba andando junto al camión para hacer fotos, cuando me subí creía que había corrido los 10.000 m, tenía una sensación como de asma. A partir de la frontera ya dejábamos el asfalto y pasamos al firme de tierra, durante el resto de la subida y la bajada, por cierto “espectacular”, de vértigo, creía que no me iba hacer con el camión, pero con paciencia todo se hace, casi 4 horas de bajada continuada. En total otros 200 kilómetros de pista, a una velocidad media para subir y bajar de 30 Km/h. Cuando terminamos de bajar a alguno le dolía la cabeza, o como a mí que me dio una sensación durante 5 minutos de mareo, es normal en estos casos. No paramos ni a comer, todo de un tirón porque nos estaban esperando. Llegamos al vivaque a las 10 de la noche.
Durante el puerto, sí vimos más de un vehículo averiado y muchos eran remolcados por camiones de asistencia hasta la llegada al vivaque, algunos estarían remolcados más de 300 kilómetros. Pero aquí hay mucho compañerismo, que por cierto es el alma de este rally desde sus inicios, aunque ahora se ha perdido algo de esto por el tema de vencer.
En lo deportivo, como sabréis se suspendió la especial.
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