Etapa de de 550 kilómetros, que la organización daba para hacer 10 horas, nos extrañó porque era demasiado tiempo. Que razón llevaban, apenas pudimos alcanzar los 80 Km/h en todo el trayecto, por cierto velocidad máxima en Perú que nosotros ni los competidores podemos pasar en las vías públicas.
Volvemos a retomar la Panamérica para coger la ruta al borde del mar. Borde del mar que no lo dejamos hasta llegar a nuestro destino, con una carretera muy sinuosa y lenta, constantes subidas y bajadas que no eran muy pronunciadas como las jornadas anteriores pero sí muy largas. Atravesamos decenas de pueblecitos pequeños pero la gente salía a la calle sólo a saludarnos e incluso algunos de ellos a ofrecernos que paráramos a estar con ellos.
Carretera muy bonita, para mí, la etapa con mejores paisajes, recodaban mucho a la parte de Mauritania. Se alternaban dunas, grandes dunas, con montañas rocosas al margen derecho y a la izquierda playa. En algunas ocasiones las dunas llegaban hasta la misma orilla del mar y nosotros pasábamos por la falda de la duna. Paramos a comer, por primera vez en todas etapas, en un lugar de carretera típico, en el que estábamos nosotros y un camionero en otra mesa, nos sentamos y nos pusieron lo que había, un pescado muy bueno, con una sopa de pescado, el sitio se llamaba “el gatito”, menos mal que sólo había para comer...
Nos cruzamos también con la especial de los coches y camiones en algunas ocasiones. Salimos a las 7.30 y llegamos sobre las 18 horas.
En lo deportivo, todo fue sobre el cauce normal, Puertas terminó en el 40 y los coches el 333 en la 28 y el 387 en la 43.
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